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miércoles, 22 de febrero de 2012

Cuanto hijo puta anda suelto

Hace menos de un mes que comenzaba este blog comentando el caso de Marta del Castillo y vuelvo a ponerme de mala ostia nada más levantarme, al escuchar la noticia de que puede salir a la calle el asesino de Olga Sangrador. ( noticia sobre este caso )
En este caso se da el agravante de que el asqueroso y brutal asesinato y violación de la niña de 9 años fue cometido por un recluso durante un permiso penitenciario, mientras cumplía una condena anterior por otras tres violaciones a niñas de Valladolid.

Mientras escribo esto, veo un video en las noticias, que muestra el momento en que el presidente del tribunal recrimina a la madre de la niña de 6 años que fue asesinada en el atentado de 2002 en Santa Pola, cuando durante su declaración se dirige a los etarras, entre lágrimas, para llamarles ‘hijos de puta’. ¿Es que los jueces no pueden entender esas reacciones humanas y pasarlas por alto?

Bueno, vuelvo a centrarme en el caso de la niña Olga Sangrador, permitiéndome utilizar el vocabulario que me de la gana, para que al menos me sirva de desahogo.
Releo mi primer artículo y rectifico mi postura sobre la pena de muerte; estoy hasta los cojones de ver que se pisotean los derechos de las víctimas por preservar los derechos del criminal. Incluso separan del resto de reclusos, a estos ‘hijos de puta’, para protegerles.
 ¿Por qué salió de permiso el violador pederasta y reincidente por tres veces?

¿Alguien cree que es posible la reinserción en la sociedad de esta gentuza?
Se me ocurre agregar otras dos iniciativas a las aportadas en aquel primer artículo:
1.   En casos tan graves y repulsivos por su crueldad, cuando además no hay lugar a duda, por pruebas tan evidentes  como restos orgánicos o grabaciones, soy partidario de aplicar la pena de muerte.
2.   Otra alternativa sería la castración para este tipo de criminales, además de apartarlos de la sociedad permanentemente.
       Espero que ese cabrón no vuelva a pisar la calle.
       

jueves, 9 de febrero de 2012

Mi casa ya no vale nada

Hace dos años compré una vivienda de nueva construcción por 130.000 euros y acabo de descubrir viendo un anuncio, que ahora se venden por 100.000 euros.
No me sorprende demasiado porque se viene oyendo que los bancos van a limpiar ‘activos tóxicos’ sacando a precios bajos las viviendas que no se venden ni a tiros.
Ni que decir tiene que mi deuda con el banco es superior al valor actual de la casa, pero lo más gracioso es que, cuando compré hace dos años y liquidé los impuestos correspondientes, Hacienda (Tribunal Económico Administrativo Regional) me hizo una revisión, reclamándome diferencias, porque según sus cálculos  el valor de la vivienda  era de 155.000 euros ¡¡con dos cojones!!
¿Acaso se van a revisar ahora los valores catastrales según el valor de mercado actual?
La cuestión es que compro una vivienda y pago impuestos por el 150% de su valor real y además se incrementa el IBI cada año, al mismo tiempo que el valor de mi propiedad disminuye día a día, sube el IRPF, el IVA,  mi sueldo se reduce y peligra la estabilidad de mi empleo.
En conclusión, a los que aún resistimos nos estrujan de tal modo que finalmente acabemos por no poder pagar esa casa, originando así un nuevo ‘activo tóxico’ al banco, que a su vez requerirá, para su saneamiento,  de Fondos Públicos,  los cuales también sufragaré con mis impuestos, para mayor escarnio;  a no ser que definitivamente ya forme parte del sector, cada vez más grande,  constituido por quienes sólo reciben, ya que no pueden aportar más y así poco a poco al carajo el estado de bienestar y la madre que lo parió.
Siempre ha habido desahucios y más en los últimos años, en los que muchos insensatos se ha empeñado alegremente hasta los ojos, pero le manda cojones que te eche a la calle una entidad como el Banco Valencia o las Cajas rescatadas con dinero público.
Entre estas cavilaciones, procuro no irritarme  pensando que al menos soy afortunado por poder continuar pagando y viviendo en mi casa, pero algo debe cambiar para que no se cumplan mis augurios.
¿Por qué no se dejan de ingeniería financiera, macroeconomía y ostias en vinagre y se aplican de una puta vez iniciativas basadas simplemente en la justicia y el sentido común?
1.     Limitar por ley los intereses bancarios, puesto que se están beneficiando de dinero público.
2.     Que en caso de impago, la Ley Hipotecaria no permita embargar todo el Patrimonio del deudor y se limite a resarcir la deuda con la entrega de la vivienda.
3.     Una alternativa podría ser nacionalizar esas Cajas y Bancos insolventes para aplicar políticas menos abusivas.
4.      Que los impuestos se apliquen sobre el valor de compraventa, más aún en el momento actual, en que el valor de mercado es tan inestable.
¿Se os ocurren más propuestas?